Felix Felicis
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Capítulo: Primer encuentro: Hogwarts vs. Durmstrang


 
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Alexandra Valmont ((Chyler Leigh))

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Mensaje por ... Felix Felicis Vie Oct 29, 2010 12:07 am

LEXIE VALMONT
as: Alexandra Daianne Valmont ;; Lexie
22 años ;; Sanadora ;; Orden del Fénix


Alexandra Valmont ((Chyler Leigh)) 11kvb7q__
La madre de Alexandra: Marianne Sesseman, es descendiente de una de las familias mas antiguas, de linaje completamente puro y, en general, bastante despectivos con el tema de las familias y la sangre. No todos en la familia Sessemann asistieron a Hogwarts; hubieron muchos que estudiaron en la Academia de Salem y Beauxbatons. Por ende el apellido Sessemann desde tiempos inmemorables es bastante conocido en el mundo mágico pues es también una de las familias más antiguas. Marianne, a pesar de ser en un principio una joven con un futuro próspero y sin ninguna privación, se crió toda su vida en el campo, como un espíritu libre, un alma de la naturaleza. Jamás fue una mujer que se quejó de la vida que le había tocado vivir, a pesar de las penumbras que le tocaron vivir a lado de su madre y sus hermanas tras la muerte de su padre. El amor, el cariño y la comprensión de su familia lo era todo para Marianne, razón por la cuál siempre se sintió una mujer afortunada al tener una vida bastante humilde y modesta. Mientras que su padre el Coronel Christopher Valmont, un hombre altamente encantador, acaudalado y respetado en la comunidad mágica al ser hijo del primer Ministro Italiano: Giovanni Valmont. Por tanto más tarde Christopher Valmont, con el paso del tiempo se convirtió en el Jefe de Departamento de Aurores y en uno de los miembros más activos y con más antigüedad dentro de la Orden del Fénix. Convirtiéndose en uno de los solteros más cotizados de toda Italia. Lamentablemente, la desgracia y la tristeza azótaron cruelmente a Clara Sesseman y sus hijas: Elinor, Marianne, y Margaret, quienes quedan empobrecidas tras de la muerte de su marido: Henry Sessemann. Por ende, la finca Norland en Sussex, debe pasar a John Sessemann, único hijo del primer matrimonio de Henry con Mary Theresa Montt. Apesar de que John prometió a su padre cuidar de su madrastra y hermanas, su egoísta esposa, Fanny, fácilmente le disuade de darles parte de su herencia. Las Sesseman son tratadas como huéspedes no deseados en su propio hogar, y pronto empiezan a buscar otro lugar en el que vivir. Mientras tanto, Elinor se siente atraída por el hermano de Fanny, Edward Hessen, que está de visita. Edward es un joven callado, sin pretensiones, con un agradable carácter. No tiene ningún deseo de cumplir los deseos de su madre y hermana que quieren verlo como un famoso político o una "figura elegante en el mundo". Aunque no es guapo ni encantador, Elinor pronto admira la inteligencia de Edward y su buen sentido. Sin embargo, la fortuna de Edward depende del deseo de su madre. Elinor sabe que la señora Hessen quiere que su hijo se case con una dama de alto rango, y no se permite a si misma concebir esperanzas de matrimonio. Luego de un tiempo, la señora Sesseman y sus hijas pronto marchan de Norland a Barton Cottage, en Devonshire. Sir John Middleton, un primo lejano de Clara Sessemann, al ver la situación que afrotan sus familiares, les ofrece generosamente un hogar humilde y modesto en el campo. Sir John Middleton, quién vivía en Barton Park a lado de su mujer y sus hijos. Tiempo después, también se quedan en Barton Park la madre de Lady Middleton, la señora Jennings, y el Coronel Christopher Valmont, un viejo amigo de Sir John. La señora Jennings, una jovial mujer mayor a la que le encanta bromear y chismorrear, decide pronto que el Coronel Valmont debe enamorarse de Marianne Sesseman. Ella bromea con ambos sobre el tema, para confusión de Marianne, quien considera que el Coronel Valmont, un hombre de 35 años, es un viejo solterón enfermizo, incapaz de enamorarse o inspirar amor a nadie. Un día mientras Marianne y su hermana menor: Margaret paseaban por la campiña cercana a Barton Cottage, se ven sorprendidas por una intensa lluvia. En su desesperado intento por llegar a casa, Marianne se resbala en la hierba húmeda y se tuerce un tobillo. Margaret no puede detener su vertiginoso descenso y bajo la intensa lluvia, intenta regresar a casa en busca de ayuda. En ese momento el Señor Willoughby, joven gallardo y guapo, que casualmente también intenta refugiarse de la intensa lluvia, rescata a Marianne, y se gana su admiración y la de la familia al llevarla de vuelta a casa. Después de este incidente, Willoughby comienza a visitar a Marianne cada día. Con el paso del tiempo Marianne y Willoughby entablan una sincera amistad, hasta que inevitablemente ambos jóvenes terminaron por enamorarse perdidamente el uno del otro. Elinor y la señora Sesseman comienzan a sospechar que la pareja se ha prometido en secreto. Sin embargo, la naturaleza sentimental de la señora Sesseman le impide seguir el consejo de Elinor y preguntarle simplemente a Marianne sobre su relación con Willoughby. Marianne queda desolada cuando Willoughby inesperadamente anuncia que debe marcharse a Londres por asuntos de negocios, para no regresar al menos por un año. Edward Hessen viene a visitar a las Sessemann a Barton Cottage, pero parece infeliz y se mantiene distante respecto a Elinor. Ésta teme que él ya no tenga sentimientos hacia ella. Sin embargo, a diferencia de Marianne, ella no se permite regodearse en su tristeza. Poco después, Anne y Lucy Steele, primas de Sir John Middleton, vienen a quedarse en Barton Park. Sir John dice a Lucy que Elinor está unida a Edward, lo que impulsa a Lucy a informar a Elinor en una confidencia que ella (Lucy) está comprometida con Edward en secreto desde hace cinco años. Aunque Elinor inicialmente culpa a Edward por comprometer sus afectos cuando él no era libre para hacerlo, pronto se da cuenta de que se prometió con Lucy cuando era joven e ingenuo. Elinor comprende que Edward no ama ni admira a Lucy, pero que no la herirá ni deshonrará rompiendo su compromiso. Elinor oculta su desilusión a su familia y amigos, y logra convencer a Lucy de que ella no siente nada por Edward. Elinor y Marianne pasan el invierno en la casa de la señora Jennings en Londres. Marianne escribe a Willoughby, pero sus cartas quedan sin respuesta. Encuentran a Willoughby en una reunión, y él las trata fríamente de una manera formal. Más tarde envía a Marianne una carta informándola de que se ha comprometido con la señorita Grey, una mujer muy rica de clase alta, Marianne reconoce ante Elinor que ella y Willoughby nunca se prometieron, pero que ella lo amaba y que él la hizo pensar que era verdaderamente correspondida. Más tarde el Coronel Valmont revela a Elinor que Willoughby había seducido a la hija adoptiva del Coronel, la señorita: Eliza Williams, y la abandonó cuando quedó embarazada. El Coronel años atrás estuvo profundamente enamorado de la madre de la Señorita Williams, una mujer que se parecía a Marianne y cuya vida quedó destruida por un infeliz matrimonio arreglado con el hermano del Coronel. Luego de un tiempo, la señora Jennings cuenta a Elinor que la señora Hessen había descubierto el compromiso entre Edward y Lucy. Edward se niega a acabar con el compromiso y su madre lo deshereda. Elinor y Marianne lo lamentan por Edward, y piensan que él es muy honrado al permanecer prometido a una mujer con la que probablemente no sea feliz. Anne Steele dice a Elinor que Lucy aún pretende casarse con Edward, quien pretende tomar las órdenes sagradas para poder mantenerse. El Coronel Brandon, sabiendo que la vida puede quedar arruinada si se niega el verdadero amor, ofrece su parroquia de Delaford a Edward, aunque lo conoce muy poco. Elinor conoce al aburrido hermano de Edward, llamado Robert y queda sorprendida al descubrir que él no tiene reparos en obtener la herencia de su hermano. Marianne enferma gravemente después de un paseo por la lluvia durante la cual ella se ve superada por el sufrimiento causado por Willoughby. Elinor terriblemente preocupada por los impulsos de Marianne, sin siquiera pedirle al Coronel Valmont que fuera por favor en busca de Marianne, más tarde el Coronel logró traerla sana y salvo consigo entre sus brazos al encontrarla cerca de la finca en la cuál actualmente residía Willoughby con su esposa. La enfermedad de Marianne poco a poco se fue agraviando más y más, hasta el punto de que el Dr. Klassen confiesa a Elinor sus temores acerca de que posiblemente Marianne no sobreviva. En ese momento el Coronel Valmont al borde de la desesperación, Elinor le pide de favor que vaya a buscar a la señora Sessemann. Días después, Willoughby llega y dice a Elinor que él tenía enormes deudas cuando su benefactora descubrió sus acciones hacia la señorita Williams y lo desheredó. Entonces decidió casarse con una mujer rica. Dice que aún ama a Marianne. Busca su perdón, pero sus egoístas acciones carecen de justificación. Mientras tanto, la señora Sessemann descrubre el profundo amor que sientre el Coronel Christopher Valmont, hacia Marianne, y le aconseja que a pesar de que Marianne en es una joven que se deja guiar fácilmente por sus sentimientos, en el fondo ella lo aprecia. Finalmente Marianne se recupera y las Sessemann regresan a Barton Cottage. Elinor le cuenta a Marianne la visita de Willoughby. Sin embargo, Marianne afirma que aunque ella lo amó, no podía haber sido feliz con el padre libertino de un niño ilegítimo, incluso si él hubiera permanecido a su lado. Marianne afirma también que se da cuenta de que su enfermedad sólo se debía a que se regodeaba en su dolor, por su excesiva sensibilidad, y que, de haber muerto, habría sido el equivalente moral de un suicidio. Refiriéndose en particular a la bravura y buen sentido de Elinor, decide reformarse. La familia descubre que Lucy se ha casado con el señor Hessen. Cuando la señora Sessemann se da cuenta de lo devastada que está Elinor, finalmente comprende que los sentimientos de Elinor hacia Edward son fuertes, y lamenta no haber prestado más atención a su infelicidad. Sin embargo, al día siguiente llega Edward y revela que Lucy no se ha casado con él sino con su hermano: Robert Hessen, a quién Lucy conoció durante su estadía en Londres. Edward le informa a Elinor que quedó atrapado en dicho compromiso con Lucy "una mujer a la que había dejado de amar hacía tiempo", pero que Lucy al confesarle a Edward que sus sentimientos y afectos habían sido traspasados a su hermano Robert, Edward opta apropiadamente por disolver su compromiso. Edward le confiesa a Elinor que en un principio el pensába que únicamente el cariño que Elinor sentía por él era solo amistad, razón por la cuál Edward temía que sus sentimientos no se vieran correspondidos. En ese momento Edward le pide a Elinor que se case con él, y ella accede con los ojos al borde de las lágrimas. Edward se reconcilia con su madre, que le da 10.000 libras, suficiente para que ellos vivan confortablemente. Se casan y se mudan a la parroquia de Delaford. Sin embargo, la reconciliación de Edward con su madre es parcial e insuficiente. Su madre le repudió por querer casarse con Lucy, pero cuando ésta se casó con su segundo hijo, la señora Hessen se hizo amiga suya, y continúa favoreciéndolo, sin que Edward recupere plenamente su posición anterior. Tiempo después la Señora Smith, la madre de Willoughby al final lo hereda, afirmando que su matrimonio con una mujer de buen carácter lo redime. Willoughby se da cuenta entonces de que casarse con Marianne hubiera producido el mismo resultado. Debe vivir sabiendo que en caso de haberse comportado honorablemente, podría haber tenido tanto el amor como el dinero. En los dos años siguientes, la señora Sessemann, Marianne y Margaret pasan la mayor parte de su tiempo en Delaford. Marianne madura y con el paso de los meses entabla una sincera amistad con el Coronel Christopher Valmont, llegándo a darse cuenta que el Coronel era un hombre noble y de muy buenos sentimientos que supo ganarse con el tiempo el cariño de Marianne. Tiempo después el Coronel Valmont le pide a Marianne su mano en matrimonio, Marianne por el infinito agradecimiento que siente hacia el Coronel Valmont, acepta gentilemente ser su esposa, a pesar de que hacia él siente más respeto que pasión. No obstante, después del matrimonio Marianne se da cuenta de que verdaderamente ama profundamente a Christopher Valmont y que nada le hacía más feliz y dichosa que tener una familia a su lado y pasar el resto de sus días a su lado. Es así como Marianne y el Coronel Valmont se establecen cerca de Elinor y Edward, de manera que las hermanas y sus maridos pueden visitarse a menudo. En ese tiempo, Marianne recibe la noticia que iluminaría y llenaría de una inmensa alegría sus vidas, al recibir la noticia de estar embarazada. Siendo así con solo 19 años, el 15 de Diciembre nace su primera y única hija: Alexandra Daianne Valmont, llenando de alegría sus vidas; llevando a cabo en una ceremonia rápida y sencilla el bautizo de Alexandra, donde John y Nicole McKinnon son nombrados sus Padrinos, al ser John McKinnon, el mejor amigo de Christopher Valmont, dado a que los McKinnon y los Valmont por generaciones han sido familias altamente unidas con una amistad que indudablemente traspasaba fronteras al ser prácticamente inquebrantable. Los primeros años en la vida de Alexandra son recuerdos gratamente felices, al crecer rodeada con unos padres sumamente amorosos, que le brindaron una tranquila, sin ningún tipo de privaciones, Alexandra había heredado el carácter humilde y sencillo de sus padres, quiénes a pesar de tener una vida con todo lo que una muchas personas pudieran envidiar, para Alexandra, Marianne y Christopher Valmont, el amor y la unión familiar era lo único capaz de llenar sus vidas. En un principio sus padres llegaron a creer que la pequeña Alexandra, lamentablemente no había heredado el toque mágico en su interior y que podría llegar incluso ser una Squib. Sin embargo a la edad de 6 años, sus padres le preparan una gran tarta de caramelo, donde pone sus cuatro velas indicando sus cuatro años. En ese momento sus padres para darle una enorme sorpresa a Alexandra con motivo de su cumpleaños contrataron a un payaso para "animar" la fiesta, pero como Alexandra nunca había visto uno en su vida, se asustó tanto haciendo que este el payaso se congelara, Alexandra esperando que sus padres le reprendieran por lo que inconscientemente había echo, por el contrario se mostraron muy felices y orgullosos de su pequeña. Años más tarde Marianne y Christopher reciben la triste noticia de que los McKinnon desaparecieron de la faz de la tierra, y que lamentablemente toda la comunidad mágica siendo testigo de la inmensa unión de los McKinnon con los Valmont, eran sospechosos de haberlos traicionado y los únicos que confiaban ciegamente en la inocencia de los Valmont, eran los Miembros de la Orden del Fénix. Con los meses Christopher Valmont, empeñado a dar con la terrible verdad que concernía con respecto al paradero de los McKinnon, descubrió que en efecto su mejor amigo: John McKinnon y su esposa habían sido traicionados, lo que mataba de dolor a los Valmont. Durante mucho tiempo Christopher se dedicó a buscar por cielo, mar y tierra al hijo de John y Nicole: Sebastián McKinnon, pero en terribles circunstancias todo parecía indicar que el joven McKinnon también había desaparecido. Alexandra evidentemente entristecida por la desaparición de Sebastián, sus padres la convencen de que en vez de ingresar a Hogwarts estudie en la Academia de las Brujas de Salem, por su bienestar y dada la situación que vivía el mundo mágico. Debido a que en el fondo los Valmont temían que los que traicionaron a los McKinnon decidieran tomar represalias contra su hija. Y así fue como Alexandra al cumplir once años, el 1º de Septiembre, con bastante miedo es recibida en la Academia de Salem; en el instante que las puertas del Gran Comedor se abrieron de par en par y oyó su nombre, los nervios y la emoción se apoderaron de ella. En Salem, Alexandra comienza a hacer amigos en su propia casa y se convierte en una de las mejores alumnas de su clase, destacando en Encantamientos y Pociones. Demostrando habilidades como una estudiante ejemplar, y siendo una de las estudiantes más inteligentes y destacadas de su generación. Durante su 5º año, Alexandra rinde sus T.I.M.O.S. y es nombrada Prefecta. Con el paso del tiempo, Alexandra es nombrada Prefecta por segunda vez durante su sexto año y más tarde en su último año “Premio Anual” daba su inmensa dedicación por los estudios. Al graduarse de Salem con menciones honoríficas, Alexandra se decidió por estudiar la carrera de Sanadora, dada su inmensa vocación por ayudar a las personas, razón por la cuál decide volver a Londres para entrar a la Universidad. Meses después la desgracia embarga por segunda vez a los Valmont, cuando el padre de Alexandra: Christopher, muere por causas y razones inexplicables, a la edad de 58 años. Aunque finalmente los Sanadores tras una rigurosa serie de análisis, catalogaron que la muerte del Señor Valmont había sido a causa de una fuerte de dosis de envenenamiento. Alexandra y Marianne devastadas por la trágica muerte de Christopher, tiempo después la madre de Alexandra: Marianne muere siendo una mujer bastante joven a la edad de 40 años a causa de la profunda tristeza que le había dejado el vacío de su amado esposo. Alexandra es en ese momento es nombrada la legítima y única heredera de los Valmont. Todas las propiedades en Delaford y en Devonshire, traspasaban de manera legítima a nombre de Alexandra Valmont. La muerte de sus padres deja un profundo vació en Alexandra, y una terrible tristeza que la consume día a día, pese a que jamás desde el funeral de sus padres se le ha visto derramar una lágrima. Finalmente tiempo después Alexandra, logra ver su sueño realizado y se convierte en Sanadora ingresando a trabajar en San Mungo, Más tarde Alexandra, fiel a los fundamentos de sus padres y a petición del legendario Harry Potter, un gran amigo de sus padres y ex líder de la Orden del Fénix, Alexandra se une a la causa. En el fondo sabe que existe una terrible verdad que encierra la extraña muerte de los McKinnon y su padre, por lo que está dispuesta a dar con la verdad aunque sea lo último que haga en la vida.

Personalidad: De un tiempo a esta parte no deja que nadie la lleve al pasar, suele ser muy orgullosa en ocasiones y no acepta ayuda cuando se trata de hacer cosas que simplemente ella tiene que lograr por si misma. Es una excelente consejera, especialmente con sus amistades mas cercanas, aunque nunca opina de sentimientos o sensaciones que no ha experimentado nunca, a excepción del inmenso amor por su familia. Sus sentimientos siempre están a flor de piel aunque suele reprimir los más tristes, Sabriel es alguien que siempre se muestra accesible, cariñosa, feliz e irradiando una sensación de paz que fácilmente es re-transmisible, lo malo de eso, es que se muestra de aquella forma, aunque este sufriendo los peores de los males. Por ende, Alexandra Valmont, siempre fue alguien con la que hablar era difícil dado que se cerraba a cualquier conversación, por ende jamás tuvo un amigo al cual contarle sus problemas, sus dudas, nadie con el que poder abrirse; por eso a aprendió a callar y observar como los demás pueden llegar a ser feliz y como ella solo puede ver cómo pasa la vida. Adora la responsabilidad, las cosas bien hechas, ser precisa en los movimientos, el deporte y todo lo que tenga que ver con su trabajo, sin embargo, odia, la incompetencia, la lentitud, la falta de respeto, que no sean educados; que miren por encima del hombro, el egoísmo.

Gustos: La responsabilidad. Las cosas bien hechas. Ser precisa en los movimientos, el deoporte, especialmente en el Quidditch y todo lo que tenga que ver con su trabajo. Por otro lado adora el olor a libro viejo, razón por la cuál posee esa clase de inteligencia que te dan los libros: despierta, vivaz y razonable. Disfruta mucho trotando por las mañanas o noches. Toca variados instrumentos con una facilidad sorprendente y el piano a una velocidad que suele impactar a la mayoría de las personas. ¿Quieres que te preste atención? ofrécele una taza de chocolate caliente o una deliciosa taza de café, no por nada son sus mayores adicciones. Las galletas de café. Pasarse horas leyendo.
Odios: Sentirse sola. La Ideología de los Nigra Serpens y por ende todo lo que tenga que ver con ellos. No saber nada referente al paradero de Sebastián McKinnon. Sin embargo, odia: la incompetencia, la lentitud, la falta de respeto, que no sean educados; que miren por encima del hombro, el egoísmo y el despotismo. Los hombres que solo piensan en ellos mismos. El triste recuerdo y el vacío que dejó la muerte de sus padres. La magia oscura. Las cosas amargas y sin sabor.

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